¡Hola a todos!
En este post vamos a comentar la importancia
de la naturalidad en la escritura.
Cuando me inicie en la escritura,
(hablo de cuando hice mi primer ejercicio de escritura para leer a mis
compañeros de taller) noté que mi manera de escribir no era suficientemente “sincera”;
con sincera quiero decir, que no escribía como “yo misma”, la verdad es que
siempre intentaba escribir como el autor de alguno de mis libros favoritos, que
normalmente solían ser escritores de 1.900… algo, y lo que lograba con esto era
obtener textos del tipo:
“La noche en su magnificencia cobijaba nuestros cuerpos con su absoluto
manto estelar dejándonos atónitos ante su increíble e incomparable belleza.”
¿Qué sucede al leer un párrafo como
el anterior? Que no lo creemos porque está
escrito de una manera muy artificial, está sobre cargado de lenguaje literario.
Habitualmente, cuando leemos un
libro, sabemos que lo que estamos leyendo no es cierto, pero no pensamos en
eso, porque las historias están contadas de una manera tan real y creíble que
no nos dan oportunidad de pensar que lo leído no ocurrió. Es un pacto entre el
lector y el escritor. El escritor lo hace parecer real y los lectores lo creen.
Este es unos de los problemas que
suelen surgir en los inicios de la escritura, pensamos que al tener una
escritura más formal y literaria convenceremos más y es al contrario. Esto
sucede porque exceso literario crea el
uso de un vocabulario no habitual, que hace que el lector no se identifique con
los diálogos, ni con los personajes, por eso suena a historia falsa y el lector
termina por no continuar con la lectura, rechaza el pacto.
Leer el siguiente párrafo:
“Si de verdad les interesa lo que voy a contarles, lo
primero que querrán saber es dónde nací,
cómo fue todo ese rollo de mi infancia, qué hacían mis padres antes de
tenerme a mí, y demás puñetas estilo David Copperfield, pero no tengo ganas de
contarles nada de eso. Primero porque es una lata, y, segundo, porque a mis padres
les daría un ataque si yo me pusiera aquí a hablarles de su vida privada. Para
esas cosas son muy especiales, sobre todo mi padre. Son buena gente, no digo
que no, pero a quisquillosos no hay quien les gane. Además, no crean que voy a
contarles mi autobiografía con pelos y
señales. Sólo voy a hablarles de una cosa de locos que me pasó durante las
Navidades pasadas, antes de que me quedara tan débil que tuvieran que mandarme
aquí a reponerme un poco. “
Es el primer párrafo de El guardián entre el centeno de J.D
Salinger. Este es un buen ejemplo para notar como de una manera sencilla se
puede captar al lector desde el inicio de una historia. En este párrafo podemos
resaltar el uso de un vocabulario comprensible y natural, sin exceso de
retorica, frases cortas y directas y el uso de un narrador en primera persona
(mas adelante tendremos un post exclusivo para los narradores) que hace que el
relato sea aun más creíble, el estilo de este autor no es frio, ni exagerado,
ni muy formal, al leerlo sentimos como si “Holden” el protagonista, nos
estuviera hablando directamente a nosotros.
Recordar que no por usar más palabras elegantes y rebuscadas
en nuestros textos nuestras historias funcionaran mejor, debemos intentar ser únicos,
como nuestros personajes. De esto se trata el ejercicio de hoy. Vamos fijarnos
como hablan las personas que tenemos a nuestro alrededor, el vocabulario que usan, las muletillas, si
usan frases cortas o frases largas, la manera en que hablan cuando cuentan una
experiencia propia y cuando cuentan las historias de los demás, si las frases
tienen una secuencia lineal ó si se devuelven y repiten. Escoge el que te
parezca más llamativo e intenta contar una historia como si fueras él, desde su
perspectiva, a ser posible escoge a alguien diferente a ti, del sexo opuesto,
de edad mucho mayor o menor que tu, no
tienes que escribir un relato, simplemente una escena, 5 ó 10 líneas, pero metete en la piel de tu
narrador y usa sus palabras, sus pensamientos, sus gestos, sus sensaciones.
Otro ejercicio aun más sencillo es escribir desde tu propia
perspectiva, pero no como si escribieras una carta a alguien, sino de manera
que tuvieras una conversación con alguien, de esta manera usaras tu
lenguaje y tu manera de hablar habitual y
te darás cuenta que esto es más creíble que cuando escribes algo lleno de adornos
retóricos.
Espero les guste y les sea útil el post de hoy.
Hasta la próxima.